Paupérrimos sonidos distorsionados, de gente hablando. Ecos que rebotan por mi cerebro, mientras pienso en evadirme un poco pensándote… mis palabras, a veces, se pintan crueles para aquellos a los que no me apetece escuchar. Y es que, puedo dejarte callado con sólo una frase, que te haga percatar, que la humildad es un privilegio que no todos saben apreciar. Pero… a veces es mejor callar, y esperar a que sea la vida la que te haga divisar tu propia realidad. Y así te va… que caminas en soledad sin capacidad para crear amigos. Porque es complicado hoy en día apreciar, la diferencia entre amistad y conocidos… por tanto, me sobra una mano y unos dedos para contar los primeros… y sin embargo el punto llega a que ya no me resiento por ello.
Me he sumergido en una monotonía de actos diarios que me completan mientras espero a estar en tus brazos…
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