Déjame esconderme en ese lugar sin nombre, tibio entumecido bajo tu escote, entiérrame en la profundidad de tu ombligo
no quiero salir, y encontrarme a mí mismo, no me dejes ir vida,
que sin ti no hay vida. No la hay.
Quiero volver a nacer de las palmas de tus manos, y ser algo de ti,
tu instrumento tú juego, o tu aliento. Déjame vivir dentro tu alma,
a lado de tus frágiles pechos, en la maraña de tu oscuro cabello.
Protégeme, dáme refugio en tus brazos, calienta mi cuerpo, dale, obséquiale vida a este montón de huesos, vida… tu mirada, dulce, y sáciame con ella.
Sin ti soy un ser indefenso, una idiota, propensa a la lluvia melancólica, al frió cruel que es la soledad y la locura. Protégeme amor mio para que dance
alrededor de tu vientre, y luego cuando vengan por mí, me escondas bajo tu cama,
en tu closet o tras tu pubis y deslizarme así, en donde se esconden los dioses…
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