Yo no hago relaciones, las unicas personas en mi vida somos yo y mis amigos...

“La distinción entre lo real y lo imaginario no puede mantenerse con precisión… Todas las cosas que existen son… imaginarias”

viernes

La loca y el lobo...

La sonata nocturna llena las calles de Castilla con alegría una noche de primavera. Grillos, luciérnagas y flores es la atracción de la época, el nacimiento de los colores en España. Las luces de los negocios y los restaurantes iluminan las caras de la gente que se acerca deleitada por el fresco aroma a juventud. Ahí, una bellísima damisela se encuentra sentada en la entrada del cementerio; estira su mano silenciosa en gesto de amabilidad para la gente que la mira al pasar. En ese entonces ella tenía nombre, Alba le decían sus padres. Ellos la adoptaron, la encontraron tirada cerca de la puerta,  temblando y casi inconsciente. No sabían por que había llegado así o porque estaba en esas condiciones pero decidieron cuidarla. Realmente no sabían nada de ella y nunca lo sabrían por que Alba era técnicamente una dama callada y cortante, vaya que podía hablar pero no lo hacía y si lo hacía, solo eran unas cuantas palabras y las soltaba al aire como un murmuro.



Eso no les importaba a sus padres; le dieron una habitación en su casa y la introdujeron al catecismo  (cosa a la que jamás presto gran atención), le enseñaron a cocinar, a lavar  y otras millones de cosas más. Ellos nunca celebraron su cumpleaños, eso le dolía pero fingía no interesarse. Bueno todo empezó en uno de esos cumpleaños en donde una sorpresa le fue dada, un gatito, uno negro. Se le escuchaba hablar más seguido, paseaba con el pequeño minino que gozaba de ser paseado en los brazos de su dueña. Era todo muy lindo hasta que a Alba le fue otorgada la tarea de comprar algo en el mercado. Muy obediente, como siempre, guardo las monedas en el algo desgastado bolsillo. Se fue al mercado muy concentrada en sus pensamientos, pero algo la detuvo, la vileza pura en su cara…otra vez. Era una pandilla de chicos un tanto más grandes que ella, sucios y vagos del bajo mundo, eran 3, pero no era su aspecto lo que la atemorizaba si no lo que hacían. Aquellos muchachos estaban rodeando al pequeño gato, lo pateaban e intentaban pisar, incluso uno intento quemarlo con un cerillo, pero no pudo porque Alba, se armo de valor y protegió al gato como a su propia vida. Claro que una batalla de tres hombres y una mujer nunca terminara bien y esta no fue la excepción. Los chicos la golpearon y patearon, le jalaron el pelo y le robaron el dinero.



Cuando pararon y se fueron, Alba entre lagrimas se levanto del suelo y se fue caminando tristemente a casa. Ahí, sus padres la vieron raspada, golpeada y hecha una piltrafa, le preguntaron qué pasó pero ella no hablo, como era de costumbre. Cuando inspeccionaron su bolsillo y vieron que no había moneda alguna, ellos optaron por que la habían asaltado. Se dio un baño y se limpio con una esponja toda la sangre de sus rodillas y su cara, la damisela se quedo en su silencio. Esa noche Alba no pudo dormir, tenia pavor de esos chicos horribles que la habían lastimado tanto, no quería verlos jamás. Para su suerte o su desgracia, su tristeza fue interrumpida por un maullido sofocado. La dama volteó y no vio nada dentro de su habitación, prendió su vela nocturna en la pequeña mesa a lado de ella para poder iluminarse y acercarse así a la ventana, ahí en el suelo del patio yacía el minino, aquel que había salvado esta tarde. Alba no se asustó pero no se atrevió a bajar sus hermosos pies de la cama. Un lobo, sentado en el inicio del bosque jugaba con el cadáver del minino tranquilamente, solo movía su cabeza de derecha a izquierda analizando al felino. Poco a poco se fue acercando con sutileza al cadáver del felino, lo olisqueo con gusto y comenzó a devorarlo ahí mismo. Para esto Alba ya estaba retrocediendo lo más que podía hacia su cama. El lobo, al ver que su presencia asustaba a la dama, abandono su tarea y dirigió su atención a ella:

-Hola

La damisela se quedo pasmada

- He dicho hola- repitió el lobo- ¿Acaso no hablas?

Alba seguía en un estado de sobresaltó.

- Ya veo, ya veo- dijo el lobo moviendo sus ojos en gesto de entendimiento.- ¿Estarás mejor si te digo que no te hare absolutamente nada?

La doncella finalmente se acerco a la ventana, aun con los ojos como platos y le abrió, el lobo entro y se acomodo en la cama, Alba acaricio su cabeza con un movimiento rítmico. La niña sonrió:

- Ho…Hola- dijo temerosa

- Mucho mejor- respondió el animal soltando una sonrisa- solo vine a darme una vuelta por aquí, gracias por dejarme entrar, esta helando allá afuera.

- De nada- murmuro la dama algo confundida.

- ¿Por qué no hablas? Apenas y te escucho y eso que soy un lobo con oídos muy bien desarrollados- bromeó- Ya te he visto antes en la puerta del cementerio, yo vivo ahí, en los hoyos de los mausoleos.

- Soy Alba- dijo ella aun muy tímida- ¿Cómo te llamas?

- ¿Yo?- dijo el lobo riendo- yo no tengo nombre, soy lobo, acesino, demonio, mito y bestia para algunos.

La chica soltó una risa.

- Mas si quieres saber de mí…- titubeo el lobo- me gusta comer, correr y aullar. Apostar con los perros y bailar con la música de los grillos, cazar animalillos como gatos o ardillas y platicar con los búhos.

La chica sonrió pero se quedo en silencio. El lobo noto el enorme moretón que rodeaba sus bellos ojos cafés.

- ¿Si sabes que es lo que tienes en el ojo verdad?- preguntó el lobo.

- Si, es un golpe- murmuro la dama tristemente mientras bajaba la mirada.

El lobo se quedo pensativo y finalmente respondió.

- No, no lo es, es la mancha de la uva- dijo seriamente- cuando vez muchas uvas o vinos o cualquier cosa de color uva y no comes nada de ese color entonces tu ojo genera una mancha como esa- señalo con su hocico al ojo de la damisela- y vaya que necesitas uvas urgentemente.

- Mi madre dice que es sangre aplastada- dijo la doncella confundida.

- Pues yo que he viajado por el mundo y soy un lobo muy listo, te puedo decir que no es así, esto es “La mancha de la uva” y solo se cura comiendo cosas color uva, no hay otra solución.- Afirmo el lobo.

- Pero me duele cuando lo toco.

- Eso es claramente un reflejo de la mancha, niñita necesitas uvas urgentemente, incluso te recomendaría una sopa de berenjena que es color uva.- recomendó el lobo- déjame tocar la mancha puede ser que la sopa no sea suficiente.

La chica preocupada por el diagnostico del lobo, se reclino en su cama y dejo que este le lamiera el parpado. Después de unos cuantos golpecitos diminutos en el parpado, el lobo se hecho para atrás y cerrando un ojo empezó a analizar la herida.

- Si, definitivamente necesitas la sopa y…dormir- dijo el lobo viendo que cada vez el cuarto era más oscuro.- si no descansas la mancha se hará más grande hasta que toda tú seas una uva.

La chica se quedo infartada y dijo.

- Tal vez…de…deba dormir- dijo Alba mientras se acobijaba.

- Si, si.

- Pero es que cada vez que cierro mis ojos lo veo- dijo Ana con un aire de soledad.

- ¿A quién vez?- respondió el lobo con un cierto aire curioso.

La niña no respondió.

- Bueno, bueno si te hace sentir mejor, me quedare aquí  afuera en el suelo a protegerte de quien entre- dijo el lobo con valentía mientras bajaba de la cama y salía de la habitación.

Alba confiaba en el lobo, se veía bueno, no como los humanos que eran unos infames, así que decidió hacer caso y dormir inmediatamente.

En los primeros rayos de sol de la mañana, Alba se levantó de la cama y corrió hacia el cuarto de su madre. La dama como de costumbre no hablo y con gestos le indico que tenía hambre. La señora, riéndose de los extraños gestos que Alba se había inventado, se levantó y le sirvió el desayuno, la doncella decepcionada lo comió. Cuando su madre se fue a preparar la tina para que Alba tomara un baño, ella se levanto de la mesa y cogió un cuchillo y una berenjena que estaba en un canasto junto con otras verduras. Su madre volvió a la cocina para decirle a Alba que estaba listo y cuando la vio con el cuchillo en su mano, casi se desmaya del susto. Se acerco a la chica casi corriendo, le quito el cuchillo de las manos y le pregunto mientras la regañaba que hacía con esto en sus manos:

Sopa de berenjena- dijo ella murmurando.

La madre se quedo quieta, hace mucho que no escuchaba hablar a Alba, tal vez unos cuantos años.

-Si quieres sopa de berenjena debes decírmelo con esa voz tan linda que tienes y no hacerla tu misma, podrías quemarte.

Alba no respondió y salió corriendo a su habitación. Lloriqueo un rato hasta que los  aullidos del lobo se escucharon venir entre las paredes:

- ¿Por qué lloras Alba?- dijo el lobo

- Tengo miedo- respondió ella mientras veía al lobo con sus ojos entrecerrados

- Pero si solo te han dicho que debes tener más cuidado- respondió él.

- Es que así empezó todo la ultima vez- dijo la joven ahora bastante seria- con pequeños regaños, después peleas y después…frio.

El lobo que era muy sabio, intento analizar las cosas y finalmente pregunto.

-Todo lo que empieza tiene un final pero el final lo tengo en mi cara, eres tu Alba y no puedo entender la historia sin saber el inicio, la conclusión no me sirve sin saber que la forma ¿Qué empezó que hace que tus dulces ojos se cierren con pánico y no por sueño en la noche?

La doncella se quedo pensando un buen rato y su mirada cambio, ya no era algo vivo, parecía solo una estatua parlante:

- Mamá era una buena mujer, como la madre que tengo aquí, me quería y me advertía como ella igual- dijo la doncella sin mirar al lobo.- A papá no le agradaba mamá pero yo si…

La interrumpió el sonido de la puerta abrirse, era su madre que preguntaba con curiosidad con quien hablaba ella y esta ya sin mucho miedo de pronunciar palabra alguna respondió que con el lobo.

La madre se quedo con los ojos abiertos cual platos y sonrió por la imaginación de la doncella. No tomó en cuenta lo que la chica decía y no le advirtió nada en lo absoluto. El lobo del cual Alba hablaba no estaba en la habitación, se había ido a esconder detrás del árbol más cercano para evitar que le dispararan. Así mismo cuando ella se fue, el lobo volvió a acercarse y la dama continúo con su historia. Pronto él lobo comprendió en un instante lo malvado que podía llegar a ser el hombre y las perversidades que podía hacer, que el amor que había estudiado en otras partes del mundo no se igualaban con el enfermizo amor que tenía el padre de Alba hacia ella y sintió compasión por la doncella que tuvo que huir un invierno del infierno que vivía.

-Te recomiendo algo, no busques la amistad entre tus parecidos que te han hecho tanto daño, busca la amistad entre la fauna que te rodea, en tus mascotas, entre yo y las telarañas del rincón, que te seremos fieles siempre- termino el lobo con orgullo.



Y así fue como Alba empezó a cambiar, se le notaba más feliz y juagaba más seguido con su nuevo gatito (uno que el lobo se había encargado de conseguirle) y pasaba horas encerrada en su cuarto imaginando un cielo despejado para poder volar como los pájaros.



Pronto a los padres les alcanzo para poder inscribir a Alba en una escuela de alta calidad en Castilla y la doncella fue temerosa al instituto. Intento seguir el consejo del lobo, de alejarse de la amistad de los hombres y mujeres pero la damisela no pudo y creo así muchos amigos. Ella siempre les contaba las historias que el lobo le narraba y nunca hubo problemas hasta que una tarde a Teresa, una de las niñas que siempre estaba con Alba, le dijo que seguramente ella inventaba las historias y que no tenia fuente alguna que comprobara la verdad. Alba frustrada por la infame mentira que decía su amiga, dijo que si tenia un informante y cuando se le fue solicitado su nombre ella dijo que era un majestuoso lobo. Al principio fueron carcajadas, después fueron burlas y después vino el miedo. La doncella que ahora estaba temerosa como nunca gritaba- Si, si, ha sido un lobo el que me cuenta estas historias, no les miento, créanme por favor, el dice que se pueden crear maquinas para que volemos en el cielo cual pajaros, dice que el mundo es redondo y que hay mares bastos y tierras sin descubrir…- la doncella quizo continuar pero las risas empezarón a subir de tono hasta convertirse en gritos, los niños tenían miedo de las ideas de Alba, la consideraban una loca de aquellas que se paraban en la calle a pedir limosna y bueno… ella lo era de alguna forma. Alba se fue a casa y decidió faltar al otro día. Desgraciadamente los mocosos fueron con la noticia a sus padres y estos aterrados (pues en una época como esa no existía esa clase de sueños y opiniones) solicitarón hablar con el clero sobre la niña. Las monjas negaron saber lo del lobo, pues realmente no había señal de eso, solamente la madre lo sabía y al ser una mujer tan bondadosa, ella nunca lo rebeló, si no hasta que la doncella bajo molesta a decir enfrente de los padres molestos y todo el clero en la iglesia:

- Dígales madre que el lobo existe y que usted lo ha visto.

Pero la madre no podía mentir y realmente no había visto al lobo, sin embargo prefirió quedarse callada. De todas maneras el padre, al ver que su esposa estaba involucrada en esta demencia la mando al otro día a casa de su hermana en las afueras de Madrid, para que estuviera lejos de la chica. La doncella fue constantemente vigilada y la cambiaron de habitación a una más pequeña y muy solitaria, le quitaron su gatito y solo le dejaron la cama y una sabana no muy gruesa. Pero el lobo seguía visitándola, le decía que esto era temporal por que estaban remodelando su viejo cuarto. Alba lo creyó pero el lobo sabía que su dulce mentira no duraría mucho y fue a buscar una solución a las calles de España. En una de sus travesías, vio al padre de Alba hablando con alguien con perfil sospechoso y se acerco lo suficiente como para escuchar.  Lo que sus orejas captaron, hiso que se enfadara mucho, escucho que el padre de Alba la mandaría a un manicomio no muy lejos de allí y que ahí se encargarían de ella. Sin embargo no fue el lobo el único en enterarse, tarde o temprano se entero la madre y las lagrimas brotaron de sus ojos, lloraba por la falta de mente del hombre, por la falta amor, porque estaba mandando a Alba a una sentencia de muerte, a una serie de torturas interminables y dolorosas que la dejarían deseando nunca haber vivido. Vivir. Esa era la palabra, vivir o morir y la muerte es tan delicada, pensó la señora. Finalmente entre llantos y días de analizar la situación decidió hacer un plan para salvar de las torturas a la pobre joven, la envenenaría. Pero la madre no era la única con un plan, el lobo también tenía uno, le dijo a Alba que le enseñaría el mundo y que se marcharían lejos en pocos días, pero no le dijo lo que su padre traía entre manos. Los días pasaron y tanto el lobo como la señora fueron planeando su rescate, uno recolectando cosas de las calles para hacer una morada decente del mausoleo y la otra leyendo largos libros de plantas toxicas. En menos del tiempo esperado ya ambas ideas estaban completas. Mientras, Alba, veía el cielo, su color y su grande terreno, lo veía como una escapatoria y como una esperanza. El lobo la veía todo el tiempo preguntándose qué haría el día en que vendrían por ella, mientras la madre se metía en los rincones de la casa para meter en la leche de la dama un veneno de adelfa y rezar por que Dios le abriera un hermoso lugar en su reino.

En el camino de salida, justo antes de salir por una pequeña puerta de madera que daba a la calle, la señora escucho la voz ronca del padre hablando con los “doctores” diciendo que Alba necesitaba disciplina y esperaba tener prueba de ello. En esas épocas tan estrictas imagínense que significaba necesitar aun más disciplina, era pasar de lo malo a lo peor. La mujer entonces lo miro atentamente y por primera vez en su vida sintió el odio, deseo la muerte de aquel hombre que blasfemaba a Dios con tan solo decirse padre. Miro a la luna y se sintió avergonzada, para ella tener que llegar a esta situación era agónico, prefería ella ser asesina que dejar que su única “hija” sufriera, en eso antes de dejar al destino sus acciones, decidió ver la ventana donde se encontraba el cuarto de Alba y ahí en el suelo, hechado se encontraba un lobo, el lobo. La madre, sorprendida por lo que había visto, por tener la prueba de que Alba en verdad tenía un lobo como mascota se metió de nuevo a la casa y grito:

- Dejen a Alba, ella dice la verdad, es una niña, déjenla por favor, demonios sin infancia!

Desgraciadamente esto fue lo suficiente para mandar a la madre directo a la cárcel de la cual no podría salir hasta dos días después. Aun así, la mañana siguiente seria en la que Alba se iría al manicomio y la madre se sintió impotente de no poder impedirlo, pero deseo que el veneno funcionara. El lobo, en cambio, no durmió en toda la noche, se quedo trabajando en los últimos arreglos de la “casa” construida.

A la mañana siguiente los doctores llegaron temprano, llenos de aparatos extraños y jeringas enormes. Abrieron la puerta de la joven y...no sé más de la historia, solo se que Alba no fue al manicomio con ellos. Ojalá y haya sido aquel lobo el que la salvara, que la haya llevado lejos a un lugar secreto en este planeta, el planeta que le debía el amor, le debía la ternura y le debía la inocencia a una pobre niña que solo llego con ganas de ser ella. Pudo ser el veneno de la madre la que cesara su sufrimiento, pero he escuchado de buena fuente que esa noche Alba no quiso su leche y para no desperdiciar ni una gota, su padre decidió tomarla.

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